Con mantilla y teja: así se viste la Semana Santa en Catral

Las Manolas, la máxima representación de la Semana Santa catralense, se quedan en casa a causa del coronavirus

Laura Illán Menárguez
5 min readMay 29, 2020

Una teja de 25 centímetros, un zapato negro de tacón, que no sea de aguja pero tampoco plano. Un broche, dorado. Un collar de perlas, un rosario de nácar y unos guantes negros de rejilla. Un traje de falda y chaqueta, por la rodilla, ni por arriba ni por abajo. Una mantilla negra de encaje, por los tobillos. Un moño a mitad de la cabeza, ni alto ni bajo. Solemnidad, moda, seriedad, respeto y tradición, todo fundido en una figura femenina: La Manola.

Las Manolas acompañan a la Semana Santa catralense, declarada bien de interés turístico local en 2.016, desde sus orígenes. Este año, con motivo de su cancelación por la Covid-19, las encargadas de llevar esta tradición a la actualidad cuentan su visión sobre esta antigua costumbre y los detalles que la hacen tan característica y especial. “En Catral, Las Manolas aportan luto y seriedad a las procesiones”, cuenta Orquídea Ros, mujer que se encarga de vestir a las mujeres catralenses en Semana Santa.

Manolas catralenses en la procesión de Viernes Santo — Foto cedida por la Cofradía Virgen de los Dolores.

Entre fotos, risas, recuerdos y un poco de café, María José Tomás Rodríguez, presidenta de la Cofradía Virgen de los Dolores cuenta con cariño y nostalgia su implicación en dicha congregación desde que tiene memoria. “No recuerdo cuántos años llevo viviendo la Semana Santa desde dentro, pero represento la segunda generación de mi familia en la hermandad”, relata María José.

La Cofradía Virgen de los Dolores data desde 1882 en la localidad alicantina de Catral, siendo la más antigua del municipio. Desde entonces, las Manolas han ido ligadas a ésta y han acompañado a las procesiones de esta congregación. “Para nosotros representan respeto, luto y solemnidad”, añade la presidenta de la Cofradía.

Cofradía Virgen de los Dolores en procesión — Foto decida por María José Tomás, presidenta de la Cofradía.

“Manola viene de manoletina. Es un tipo de mantilla que antiguamente utilizaban las mujeres cuando estaban de luto”, explica Orquídea Ros López, encargada de vestir correctamente a las mujeres que participan en la tradición. Orquídea explica el origen de este nombre tan característico y las peculiaridades de la vestimenta. Gracias a la indumentaria y a la moda que las singulariza, Las Manolas llevan a la actualidad una tradición cada vez menos sonada, haciéndola visible en la actualidad.

“Las Manolas son una forma de fundir tradición y origen a través de la moda y la vestimenta”, cuenta Orquídea Ros López, encargada de vestir a Las Manolas

Orquídea Ros, experta del municipio en la vestimenta de Manolas recuerda su infancia viendo a su madre vestir a un gran número de mujeres cuando llegaba Semana Santa. “En mi casa esto es una tradición familiar, primero las vestía mi madre y ahora yo, añadiendo toques de la moda actual”, relata Orquídea.

Vestirse de Manola no es fácil. Conlleva una larga lista de requisitos y pautas para representar algo tan solemne como el luto en las procesiones de la manera adecuada. Las mujeres llevan como norma general un traje de falda y chaqueta o un vestido negro. “Es importante que el largo de la falda sea por debajo de la rodilla, que sea más largo o más corto resta elegancia”, explica Orquídea Ros. La ropa suele ir acompañada por un tacón, también negro. No puede ser de aguja y no se debe llevar zapato plano.

Detalles característicos de Las Manolas — Imagen publicada en danzaymas.com.

Las joyas también juegan un papel fundamental. Los únicos abalorios permitidos son perlas a modo de collar o pendientes y un rosario, necesariamente de nácar. Rosario que debe ir en unas manos vestidas por unos guantes de rejilla negros.

Pero para llamar Manola a una mujer, debe llevar la mantilla y la teja. Ambos, elementos que acompañan a la moda española desde antaño, ya que han seguido a las mujeres de la sociedad hispana en los actos más destacados. Las Manolas portan una teja de 25 centímetros, ni uno más, ni uno menos. La teja va acompañada por la mantilla. Debe ser de encaje y negra y es preciso que quede a la altura de los tobillos de la Manola que la lleve. Todo culmina con un broche dorado que, con tres pliegues, funde la mantilla con el moño de la Manola.

Detalles de la mantilla y la teja — Imagen publicada en turismo.totana.es.

Inmaculada Úbeda, alcaldesa de Catral, cuenta cómo va a afectar a Catral la cancelación de la Semana Santa. “Esto va a tener un gran impacto económico para el pueblo pero sobre todo social. Aquí la Semana Santa es muy especial para todos, en especial para Las Manolas”, añade la alcaldesa.

“Nos gustaría hacer algún acto conmemorativo para que Las Manolas salgan pero el Obispado tendrá que autorizarlo”, declara Inmaculada Úbeda, Alcaldesa de Catral

También expresa el deseo de poder realizar un acto representativo para que Las Manolas puedan salir igualmente y lucir la tradición a pesar de la cancelación por la crisis del coronavirus. Para ello, el Ayuntamiento debe tener la autorización del Obispado y de la Junta Mayor de Cofradías del municipio. Las decisiones en torno a la Semana Santa no recaen en el consistorio de la localidad. La corporación solo se encarga de cortar las calles y proporcionar agentes del cuerpo de la policía municipal.

Una tradición en peligro de extinción

María José Tomás, presidenta de la Cofradía, cuenta su visión sobre el cambio que vive la Semana Santa en todos los niveles. Destaca la transformación de las tradiciones y la falta de participantes en esta festividad, así como la bajada del número de mujeres dispuestas a participar en esta tradición de antaño.

“Antes había más protocolos y gente voluntaria para participar en las tradiciones de la Semana Santa, se nota mucho el cambio”, afirma María José Tomás, presidenta de la Cofradía Virgen de los Dolores.

La Semana Santa, y por tanto, Las Manolas, constituyen una tradición en peligro de extinción en un momento de la historia en el que se mira más el futuro y se olvida el pasado. En este sentido Orquídea Ros, como encargada de la perpetuación de esta cultura en el municipio señala: “No podemos dejar de lado esta bonita tradición, es algo que nos caracteriza como sociedad y nos hace ser especiales”.

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Laura Illán Menárguez
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